Por la ruta de la Cristalp



Dicen, que si no es la más dura, al menos, es una de las rutas más duras de los alpes.
La famosa Cristalp, se suele realizar de una tirada. Pero nosotros, como buenos precabidos, intuyendo el sufrimiento que podía acontecer, decidimos tomarlo con más tranquilidad y realizamos el recorrido en varias etapas, desarrollando rutas circulares en cada unos de los lugares más emblemáticos por los que transcurre, con el fin de percibir de alguna manera el reto que supone este mítico recorrido.







En total son unos poco más de 4500m de altitud acumulados (casi nada), en 130km de distancia.
Los corredores del mítico evento, el Gran Raid, saliendo de madrugada y con las luces por delante, invierten entre 8 y 16 horas para completar el trayecto que une Verbier con Grimmentz.

El estress no va con nosotros, así que en un plan más de turismeo, optamos por algunas vueltas más tranquilas alrededor de los lugares por los que transcurre, y en gran parte, rodando por los mismos caminos del Raid.






Iniciamos nuestro particular raid, como no podía ser de otra manera, en Verbier. 
La intención era coger el ticket para las sillas que nos llevaría a recorrer la parte inicial, pasando por Nendaz, para luego volver por el valle del mismo nombre a los pies del Montfort, de nuevo a Verbier.

Desgraciadamente, se nos pegan las sábanas, y llegamos un tanto tarde a la caseta de la silla para iniciar la ruta . Corremos el peligro de llegar tarde al último remonte y quedarnos tirados. Además el ticket no es nada barato para ser un atractivo turístico (estamos en suiza, claro).

En fin decidimos quedarnos en el lado de Verbier, y desarrollamos una ruta improvisada que tampoco nos queda nada mal, disfrutando de las vistas del Gran Combin.
Una pena lo otro, pero otra vez será.











Avanzamos y al día siguiente nos transladamos a Evolene. Pueblo pintoresco donde los haya. Realmente es un lugar entrañable.

Desde aquí, los siguientes dos días realizamos un par de recorridos.
Uno como diríamos hacia atrás, para coger a su paso por el val d´Heremence el itinerario de la Cristalp y volver siguiendo este a Evolene.

Lo bueno de la priemera de las dos vueltas fueron sus increíbles vistas del valle de Martigny y del Dent Blanche, y el sendero en altura y endurero del que disfrutamos.









Aquí ya empezamos a intuir lo machacas que tienen que ser esta gente, sabiendo lo que vienen haciendo desde atrás del recorrido, para meterse entre pata y pata lo que hicimos nosotros en un día, y sabiendo lo que les queda aun por delante (!).













Al siguiente día, partiendo de nuevo de Evolene, atacamos el Basset-de-Lona o Paso Lona. El verdadero reto del raid, mítico, y el punto de paso mas alto, con 2792 metros de altitud, donde si no acabas atacado del pulmón, acabas arrastrándote como un gusano en las empinadas laderas, con la bici a espaldas.

Nos tomamos la subida con paciencia, ya que casi 1500m de desnivel nos separan de esta meta.
Según vamos subiendo, nos pasan algún que otro machaca. Se ve que ya están entrenando, ya que en unos días, después de nuestra estancia, se celebrará el verdadero raid. Van charlando, como si nada..
Alguna placa por el camino, recuerda a un compañero que cayó en plena faena, uff..







Poco a poco vamos ganando altura y empezamos a vislumbrar el final de nuestro recorrido.
La dureza de la última parte, nos obliga a tomar una drástica decisión ya a casi 2500m de altura.
No hay coj**es de subir montado hasta arriba, y total para luego tener que bajar arrastrándonos por la pedriza, aparcamos nuestras bicis en un escondrijo. Por suerte llevamos unos candados con los que las dejamos bien ataditas.








Buena pateada hasta el Paso Lona y foto finish.
Al final la paliza ha merecido la pena, con todas las cimas del Valais a nuestro alrededor.






La ruta original, desde aquí, bajaría a Grimmentz por la vertiente del otro lado, pero nostros volvemos hacia atrás para rescatar las bicis y volver a Evolene, no sin antes, queriendo atajar camino, tomar un sendero de vuelta por el que nos vemos obligados a ir arrastrando la bici después de todo el palizón.
Gafes del oficio.


Ultimo día. Nos trasladamos a Grimmentz en jornada de descanso. Solamente por conocerlo. Aquí es donde estaría colocada la meta de la Cristalp tras el vertiginoso descenso desde el paso Lona del dia anterior.
No teníamos previsto ninguna ruta. Así que disfrutamos de lo folklorico de este pueblo y de sus manjares, para ponerle fin a nuestra aventura.






Para terminar, hay que decir, que hay una versión comercial de este itinerario, que continua desde aquí, y que en unas 6-7 etapas en total, llega hasta Zermatt. Magnífico lugar también que ya conocemos de anteriores estancias en esta parte de los alpes suizos, y que desde luego, no descartamos visitar de nuevo, quizás, plantendonos realizar todo el recorrido competo por etapas desde Verbier.






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