Nocito y GR-1 desde Ibirque



Si aun queda algún lugar salvaje y asilvestrado, de esos que quisieras que se conservaran como lo has conocido para toda la eternidad, ese debe de ser Nocito, en el parque de Guara.

Es uno de los pueblos más fotogénicos que conozco, que nos trae a la memoria los pueblos en las montañas de las viejas películas de vaqueros.






Es impresionante el paisaje, al adentrarse en este valle, a los pies del Tozal de Guara, que cada vez que los visitamos nos vuelve a sobrecoger.

En esta ocasión partimos de Gésera, y enseguida, enlazamos con la pista que sube desde la carretera del puerto del Serrablo, por el Norte del parque, hacia Nocito.



Desgraciadamente y para nuestra sorpresa (aunque algunos habitantes y dueños de negocios en Nocito no opinarán lo mismo) lo que antes era una pista de piedra, tierra y gravilla que limitaba de alguna manera el acceso masificado al pueblo, la han asfaltado y le ha quitado parte del encanto a este recorrido.

Tras la subida, enseguida se llega al alto de cuello Bail, desde donde descendemos primero por la pista y después por sendero hasta el cruce de caminos que hay a la entrada de Nocito.



Tomamos la pista, también "arreglada" que va dirección oeste hacia Arguís y ascendemos durante un rato hasta encontramos un punto en el que el sendero GR1 pasa cerca y hacemos un "cambio de vía" para descender por este.





Tras el descenso sobre losas de roca y escalones rocosos nos vamos acercando de nuevo a Nocito.








Ya en el pueblo, descanso, las merecidas "garimbas" para hidratarse, papeo , picoteo y tumbing a la sombra para el siesteo .




De nuevo cogemos las burras y vamos regresando, subiendo por la misma pista que conduce a cuello Bail, haciendo alguna que otra paradita para que sea más ameno y vaya bajando la comida.

Desde cuello Bail, seguimos por la pista del dolmen de Ibirque, que lleva al pueblo abandonado del mismo nombre.





Justo antes de llegar al pueblo, nos volvemos a encontrar las marcas de la GR1, y dejando la pista , las seguimos por el sendero, donde tenemos que empujar un rato las monturas hasta llegar al alto.






Desde este punto comienza un gran descenso de unos cuantos  km por sendero, donde si te emocionas demasiado puedes llegar a fundir la bici.
Es una bajada que no deja en ningun momento de suministrarte grandes sensaciones. 




El camino nos conduce directamente a Gésera, nuestro punto de partida y fin de la ruta.
 
Un gran final.


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